miércoles, 5 de diciembre de 2012

Los terrenos de cultivo de siembra directa en Ávila están comportándose como sumideros de carbono

Nota de UCAV

"Efectos de la siembra directa sobre diferentes parámetros edáficos en la provincia de Ávila" es la investigación de Fátima Carrera González, Pedro Manuel Díaz Fernández y José Joaquín Ramos Miras que ha permitido poner en práctica un protocolo de análisis edafológicos para comparar suelos con diferentes prácticas agrícolas: siembras directas frente a agricultura tradicional con laboreo.

La Asociación de Amigos de la Universidad Católica de Ávila (AAUCAV) ha presentado las principales conclusiones de este trabajo que fue becado con la IV Beca de Investigación. Como ha asegurado uno de los investigadores, Pedro Manuel Díaz, "esta acumulación de materia agrícola resultado de la siembra directa permite que el sistema agrícola sea un sumidero de CO2, esta práctica puede ser una herramienta útil y eficaz para compensar emisiones de CO2 y luchar contra el cambio climático". Además de otras ventajas como el ahorro de combustibles fósiles, y el menor tiempo de laboreo que implica poder trabajar una mayor superficie de terreno, este proyecto también resulta positivo para la agricultura abulense "para reforzar y dar sentido a su actividad" por las conclusiones que se han obtenido, además de la formación de alumnos, y mejoras en la investigación.

¿En qué consiste la siembra directa?

La siembra directa es el sistema productivo basado en la ausencia de labranzas y la presencia de una cobertura permanente del suelo, vía cultivos y rastrojos de cultivos anteriores. Basado en un conjunto de buenas prácticas agrícolas, el esquema permite producir sin degradar el suelo, mejorando en muchos casos sus condiciones físicas, químicas y biológicas. Además, logra hacer un uso más eficiente del agua, recurso que en cultivos de secano es generalmente el factor limitante en la producción. Así, la siembra directa logra niveles productivos altos con estabilidad temporal y en armonía con el ambiente.

En este sentido, Díaz ha destacado que en EEUU, Canadá, Brasil y Argentina el 90% de la agricultura de secano utiliza la siembra directa, aunque aquí cuesta romper las dinámicas que existen hasta el momento.

Para la investigación, se han estudiado ocho pares de suelos con prácticas de agricultura de conservación (siembra directa) entre dos y diez años. El número es bajo para extraer conclusiones definitivas, pero les ha permitido observar tendencias y plantear futuros desarrollos en esta línea e investigación. Entre ellos:

- No todos los parámetros analizados muestran diferencias atribuibles a la práctica de agricultura de conservación, lo que nos indica que o bien dicha práctica es indiferente para algunos parámetros o que el escaso número de años no ha permitido manifestar aún diferencias en ellos.

- Si encontramos otro conjunto de parámetros que han mostrado mayores diferencias y las posibles causas que las explicarían son los siguientes. 

* El porcentaje de limos se incrementa en suelos de siembra directa frente a los análogos de siembra tradicional. Esta diferencia es mayor aún con el paso de los años. Este resultado puede indicar una menor pérdida de elementos finos y por tanto un freno a la erosión por la práctica de agricultura de conservación.

* El porcentaje de Nitrógeno es menor en suelos de agricultura tradicional, lo que guarda relación con el mayor contenido en materia orgánica el los suelos manejados bajo agricultura de conservación.

* El fósforo asimilable es mayor en los suelos de siembra directa. Este dato nos indica un mejor comportamiento del complejo de cambio como es esperable atendiendo a los resultados en otros estudios.

* La Materia orgánica tiende a ser mayor en los suelos con mayor número de años de siembra directa como es razonable atendiendo a la literat5ura sobre el tema. Es interesante que el efecto se manifieste a pesar incluso del bajo número de años y de las escasas muestras analizadas. 

* El porcentaje de carbono orgánico muestra también diferencias entre las dos prácticas agrícolas, que se incrementan a media que lo hace el numero de años de agricultura de conservación.

- Los datos obtenidos muestran en general que el efecto de la agricultura de conservación en Ávila parece tener el efecto esperado: freno a la erosión, mejora de la fertilidad, mayor contenido en Materia orgánica y Carbono orgánico. 

- Los suelos de siembra directa están acumulando carbono orgánico y por tanto funcionando como sumidero de carbono, lo que contribuye a compensar las emisiones por quema de combustibles fósiles. Sería muy interesante confirmar el resultado y cuantificar el carbono fijado para poder reclamar las compensaciones a los agricultores que practican este tipo de agricultura

- Esta tendencia debe confirmarse en estudios con un mayor número de muestras pero son prometedores en cuanto a las ventajas ambientales que ofrece esta práctica agrícola.


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