lunes, 3 de mayo de 2010

Las trabas a la financiación limitan el desarrollo del sector agroalimentario

Los profesionales cuestionan que las líneas de crédito dirigidas a combatir la crisis estén condicionadas por los criterios de las cajas y bancos

03/05/2010 L. urdiales | redacción 





El sector agroalimentario leonés pasa por otra crisis, acentuada por la falta de financiación.
JESÚS F. SALVADORES
El sector agropecuario leonés comienza a sentir la limitación que para el negocio suponen las trabas financieras. El acceso a los créditos, a las medidas de refinanciación que ha habilitado el Gobierno, resulta más complicado de lo que presentaron las administraciones como un trámite asequible para encontrar solvencia.
Después de medio año de larga espera para los negocios relacionados por la producción agraria o la incursión en la transformación de los alimentos, los profesionales del ámbito de la agroalimentación esperan las soluciones. El Gobierno publicó las ayudas para la refinanciación de créditos ya concedidos para la modernización y mejora de las instalaciones, explotaciones u otras líneas de negocios; otra orden para la refinanciación de préstamos para explotaciones ganaderas; además, se ofrecen las ayudas para acceder a nuevos créditos bancarios en un proceso respaldado por el Saeca, el Instituto de Crédito Oficial y el Ministerio de Medio Rural.
El escepticismo entre el sector que debe beneficiarse de estos medios de rescate es una evidencia; en cierto modo, los ven escasos y desajustados con las necesidades del universo agrario al que deben atender en medio de una crisis coyuntural, azuzada por los efectos de la climatología en el último año. El presidente de la UCCL en León, Juan Antonio Rodríguez, limitó a «800 activos los beneficiarios que en la provincia de León pueden acceder realmente a este tipo de ayudas». En relación a la asistencia financiera que echa en falta el campo, desde Ugal cuestiona la poca voluntad de las entidades de ahorro tradicionales en ayudar a un sector que «tiene un índice muy bajo de fracasos, que ofrece un riesgo muy bajo en las operaciones».
Paralelo a este sistema de ayudas a la refinanciación de créditos, desde el sector agrario se demanda un cauce para lograr créditos de campaña, préstamos acomodados a financiar parte del capital circulante que es necesario para abordar las labores estacionales propias de esta época. Ahora mismo hay cultivos pendientes de que las explotaciones logren liquidez necesaria para abordar proceso de abonado, siembras u otro tipo de tratamientos, que resultan costosos para el sector. Desde Asaja, se considera gravoso que el Ministerio haya regulado un sistema de ayudas públicas dirigidas a paliar la crisis del campo «condicionándolas a los criterios, no siempre objetivos y a veces caprichosos», de unas entidades privadas que anteponen sus intereses empresariales a cualquier otra cuestión. Y así, el sector agrario y el que se arriesga a ganar valor añadido con la transformación, siguen colgados del alero de la crisis

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