sábado, 7 de noviembre de 2009

El líder de UCCL declara en calidad de imputado por la carga policial del 2008

Palacín niega que alentara los disturbios que acabaron con dos detenidos y treceheridos el 27 de febrero en Valladolid

Un año y nueve meses después de la manifestación ganadera que acabó como el rosario de la aurora en el puente de Isabel la Católica de Valladolid, la titular del Juzgado de Instrucción número 6, que investiga lo ocurrido, citó ayer a declarar al coordinador regional de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Jesús Manuel González Palacín, en calidad de imputado como posible instigador de los disturbios que desembocaron en una batalla campal que dejó diez ganaderos heridos, dos detenidos y tres antidisturbios con lesiones graves. El líder de una de las formaciones convocantes de aquella protesta acudió a los Juzgados de la calle Angustias a primera hora de la mañana en compañía de su abogada y, una vez ante la jueza, negó que alentara a los manifestantes para que «produjeran alteraciones del orden público», según fuentes jurídicas.
La investigación sobre las agresiones sufridas por los agentes durante la carga policial comenzó quince días después de los hechos ocurridos aquel 27 de febrero por la mañana y continúa abierta, y estancada, aún hoy ante la imposibilidad de identificar a uno de los presuntos autores directos a pesar de contar con una fotografía -que ilustra esta información- en la que se ve «con claridad al posible responsable con jersey rojo», lamenta el secretario regional de la Unión Federal de Policía (UFP), César Arroyo, cuya formación ejerce la acusación particular y consiguió que el proceso no se archivara poco después de iniciarse.
El juzgado, por ahora, mantiene imputados tanto a los dos ganaderos detenidos la mañana de autos como al líder sindical, quien ayer declaró, además, que desconocía al sospechoso de la imagen.
«Nos parece una vergüenza que no se consiga identificar a los autores de una agresión brutal sufrida por un compañero porque parece que por ser policía no hay que perder el tiempo en una investigación tan sencilla como identificar a un ganadero al que se le reconoce perfectamente en la foto», lamenta el portavoz de la UFP, sindicato al que está afiliado el agente que sufrió las lesiones más graves.
Secuelas físicas
«Le quitaron el casco, lo tiraron al río y después le dieron con un palo en la cabeza -recibió ocho puntos de sutura y acabó con dos dedos rotos y las costillas hundidas-», relata César Arroyo, quien añade que la víctima «aún tiene algunas secuelas de la paliza».
La carga policial se produjo al mediodía del 27 de febrero del año pasado, cuando los líderes sindicales dieron por finalizada la protesta por la subida de los precios del pienso realizada ante la Delegación del Gobierno. Un grupo se separó y se dirigió hacia el puente de Isabel la Católica, donde acabó cargando la Unidad de Intervención de la Policía Nacional para evitar que cortaran el tráfico.

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