lunes, 14 de septiembre de 2009

La guerra por fijar los precios de la uva se adelanta a la temporada de la vendimia

En la Denominación de Origen Rueda hubo un gran revuelo porque «las bodegas enviaron cartas de despido a sus clientes o les limitaron los kilos»


Ha llegado la hora de la verdad, el momento de vendimiar, mejor dicho, el instante de fijar el precio por ese oscuro objeto de deseo que se presenta en preciados racimos. En la Denominación de Origen Rueda, por ser la primera en la provincia en realizar las tareas de vendimia, se adelantaron a ese delicado trance que pone en jaque a bodegas y a viticultores. Concretamente en esta denominación que elabora blancos de alta calidad el verano no fue aburrido, debido a que algunas elaboradoras, aquellas que se ven obligadas a comprar la materia prima, movieron ficha en primer lugar a través de unas misivas enviadas a sus proveedores en las que se les explicaba que la compra de uva se iba a limitar a la adquisición de las mismas cantidades que en anteriores ocasiones. Y es que en esta campaña un nuevo factor se sumaba a los que ya existían y condicionaban el importe final del fruto. En esta ocasión numerosas parcelas de reciente plantación han comenzado a dar importantes rendimientos y ya sabe lo que sucede cuando la oferta supera a la demanda.
Como es lógico entre los agricultores de esta comarca vitivinícola la inquietud se instaló de manera inmediata. Como explicó en su momento Ignacio Martín, viticultor de esta zona, el revuelo fue «enorme porque las bodegas» estaban «mandando cartas despidiendo a algunos clientes o limitándoles los kilos» que les iban a comprar. Para Martín la situación en aquel momento estaba clara, las nuevas viñas que en esta campaña aumentaban la producción hizo que fueran «las bodegas las que» tuvieran «la iniciativa de cara a la negociación del precio de la uva».
Ribera del Duero
La sobreproducción no parece que vaya ser un factor determinante a la hora de fijar los precios de la uva en la Ribera del Duero. Como explica José Manuel de las Heras, responsable del vino de UCCL, viticultor y bodeguero de la Ribera del Duero, «en un principio se preveía que la cosecha era larga, y debido a las escasas lluvias que ha habido, va a ser más corta que lo que muchos se pensaban, porque de que hubiera llovido a no haber llovido, estamos hablando de 15 millones de kilos arriba o abajo». Según de las Heras en estos momentos se está en periodo de tanteo, se espera a ver quien da el primer paso, «he preguntando a gente que vende bastante uva y nadie da precio. Se hace casi todos los años, a ver como salta uno, como salta el otro», y una vez que el primero se ha lanzado a la piscina y ya se cuenta con un precio tangible el resto emprende las tareas negociadoras teniendo en cuenta ese primer dato, lo cual tampoco es algo concluyente.
Hay que tener muy presente que se negocia de manera individual, empresario con empresario en una negociación privada en la que cada uno pone encima de la mesa sus mejores recursos y argumentos, y el resultado final puede depender precisamente de eso, de la pericia negociadora de las partes. «Lo ideal sería que en esta historia los agricultores tuviéramos capacidad de organizarnos para fijar una oferta, algunos lo hemos intentado en Ribera y nos ha sido totalmente imposible», afirma De las Heras quien por el contrario señala que «son las bodegas las que siempre dan ese primer paso en el negociado de la uva».
Ante los rumores que «de forma intencionada» y que hipotéticamente intentarían condicionar un precio a la baja, «muchos hablan de más crisis de la que realmente estoy convencido que hay» o ponen «la excusa de que hay mucho vino en las bodegas, cosa que sinceramente yo creo que no es tanto como dicen», el representante de UCCL hace un llamamiento para navegantes, «hay menos producto» debido a la escasez de agua «del que muchos se creen que hay y yo estoy convencido de que las bodegas tendrán que aprovisionar, porque la crisis no va a durar siempre ¿Qué hay crisis?, sí ¿Qué todos hemos vendido un poco menos?, sí, pero ahí están los buenos datos del Consejo y de las contraetiquetas que todo el mundo ha retirado, por lo tanto eso es un indicativo de que en Ribera se ha funcionado».
De la misma forma De las Heras recalca que «igual que creo que no es bueno que los precios de la uva suban en exceso, tampoco lo es que bajen hasta el umbral por debajo de la rentabilidad como algunos pretenden. Para la Ribera del Duero eso es nefasto y si eso fuera así la gente no cuidaría la viña como se está cuidando ahora mismo».
Para él lo ideal sería que el importe a pagar por kilo de uva ribereña estuviera comprendido en una horquilla que fuese de los 72 céntimos a 1 euro, «o un poquito más, en función de calidades». Considera importante que se prime «algo más a aquel que hace las cosas bien o limita producciones» para conseguir una mejor calidad.
Desde una bodega vallisoletana se mojan algo más a la hora de dar un dato más palpable, su máximo responsable declara que se están barajando cantidades que son un 20 por ciento más bajas que la media que se abonó la vendimia pasada, que rondó el euro. Aunque reconoce que él pagará lo mismo, algo más de un euro, debido a que lleva varios años adquiriendo la uva al mismo viticultor y se ha creado un vínculo de confianza que trasciende al negocio puro y duro.
Lógicamente la calidad está garantizada, las viñas son objeto de control por parte de la elaboradora a lo largo de todo el año.

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