miércoles, 5 de octubre de 2011

UCCL calcula que el sector de la patata perderá esta campaña 70 millones de euros en la región

González Palacín reclama un impulso a la comercialización de variedades autóctonas de Castilla y León

03.10.11 - 00:55 -


Muchos de los agricultores que han sembrado patata en sus tierras están vendiendo el producto por debajo de lo que a ellos les ha costado el proceso que va desde la plantación a la recogida. De media, la Unión de Campesinos de Castilla y León, UCCL, calcula que las pérdidas totales en la comunidad rondarán los 70 millones de euros. La media estimada es de 2.000 euros por hectárea de tubérculo. La campaña, pues, se presenta bastante calamitosa.
Según expuso en el programa 'Castilla y León. El Campo' el coordinador de esta organización agraria, Jesús Manuel González Palacín, al agricultor producir un kilo de patatas le cuesta entre 12 y 15 céntimos, en función de la variedad y calidad del producto, y se venden ahora a poco más de cuatro céntimos el kilo. Ese precio supone solamente un tercio del coste de producción, o lo que es lo mismo, la pérdida de dos tercios de lo invertido por cada kilo de patata.
La situación es complicada y la solución, sin duda también, desde UCCL denuncian los «abusivos» precios de la semilla de patata y piden que Castilla y León invierta en promocionar e investigar en las variedades de patata autóctonas de esta tierra.
Patata de siembra
Aunque se trabaja desde APPACALE, la Agrupación de Productores de Patata de Siembra de Castilla y León, Palacín reclama más «apoyo» y «más cooperativas de patata de siembra» para darle la vuelta a los datos que demuestran que importamos alrededor de un 80% de la semilla que se siembra. Como ejemplo, González Palacín pone a Francia, que solo depende del exterior en un 20% de su semilla y eso hace que los agricultores puedan comprarla «entre un 30% y un 40% más barata» que en España.
En Castilla y León se siembran, sobre todo, tres variedades de patatas Mona Lisa, Spunta y Agria, pero también tenemos patatas «nuestras», autóctonas de la comunidad, como Jimena o Nela. El problema, explica Palacín, es que «el mercado no las demanda», por ello cree fundamental «hacer una labor comercial para introducirlas en el mercado».

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