jueves, 2 de octubre de 2014

Consejos para una buena fertilización

2/10/2014

La hora de programar una correcta fertilización en las parcelas, antes de la siembra de cultivo de la Remolacha Azucarera en Producción Integrada, se deben de tener en cuenta varios aspectos técnicos, según la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía. Entre estos aspectos, destaca la obligación de:

1.- En caso de realizar abonados (tanto orgánico como mineral), que estos se realicen a través del suelo, y disponer de un Programa de Fertilización, teniendo en cuenta para su calculo las extracciones del cultivo, el nivel de fertilidad del suelo y las aportaciones efectuadas por otras vías (agua, materia orgánica incorporada, etc.).

2.- Los productos fertilizantes elaborados con componentes de origen orgánico, deberán contener la mínima cantidad de metales pesados, patógenos u otros productos tóxicos que sea técnicamente posible, sin exceder los límites legales establecidos; para ello se deberá hacer un análisis específico cuando pueda existir riesgo de presencia de metales pesados.

3.- Se deberá realizar una analítica anual por parcela del contenido de nitratos del suelo antes de la siembra.

4.- Realizar un análisis completo de suelo por parcela cada 4 años, dicho análisis contendrá al menos los siguientes parámetros: textura, conductividad eléctrica, materia orgánica, pH, fósforo y potasio.

Del mismo modo, está prohibido, entre otras, superar los 240 UF totales de nitrógeno por ha y campaña, realizar aplicaciones de Nitrógeno nítrico en los márgenes de la parcela y/o UHCs lindantes a corrientes de agua, así como el empleo de lodos de depuradoras y residuos sólidos urbanos que no cumplan la normativa vigente.

El Reglamento Específico de este cultivo establece además como practicas recomendadas el fraccionamiento en la aportación de nitrógeno (fondo más 2 coberteras); la aplicación de la fertilización mineral de fósforo y potasio en fondo; la utilización de fertilizantes naturales, reduciendo los químicos de síntesis; la realización de enmiendas orgánicas en el año anterior a la siembra de la remolacha; la regulación de la abonadora de acuerdo con la normativa vigente; evitar el almacenamiento de estiércol cerca de las fuentes de agua; evitar el acceso del ganado a las aguas superficiales o a las zonas de bombeo; así como realizar las enmiendas necesarias siempre que el pH del suelo sea inferior a 6 o superior a 8,5.

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